domingo, 14 de agosto de 2011

Razones para odiarme.

Tener a un familiar enfermo de cáncer no es agradable.

El solo hecho de que esté enfermo ya es motivo de preocupaciones.

Ya sabía yo de alguna manera que esto ocurriría. Pero digamos que me siento tan decepcionada de toda la gente que me rodea que no quiero conversarlo con nadie. Ahora estoy cansada, asqueada de cómo estoy viviendo.

Llego a pensar que soy yo la del cáncer.

He estado viviendo en formato piloto automático las últimas dos semanas. Hago cosas que no me gustan, hago cosas que no debería hacer. Duermo más de lo que solía dormir, me canso más de lo que solía cansarme. Mi rutina se ha convertido en trabajo y trabajo. Múltiples trabajos, todo para conseguir unas putas quimioterapias que de todas formas, te van a seguir matando.

Me gustaría tener a alguien con quien hablar acerca de estos temas, pero sé que todos tienen una vida, y que también están ocupados con sus problemas.

Me gustaría volver a mi período autista. Ese donde solamente yo me consolaba, solamente yo me dañaba, solamente yo me entendía.

Ahora ni siquiera me entiendo. No sé quién soy, no sé hacia donde voy. No sé realmente en quien confiar, a quien pedirle ayuda.

Siento que la cabeza me va a explotar.

Siento que estoy muriendo de una forma lenta y dolorosa.

Quiero escapar.

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