martes, 27 de septiembre de 2011

(Sé)

No hay cosa peor en la vida que ser dependiente de algo. (De alguien).

Pensándolo bien, sí, hay algo peor… cuando uno espera esa dependencia de alguien, pero ni siquiera se da cuenta.

Sé que es mi defecto. Lo tengo más que claro. Y lo detesto porque sé que no puedo pedirle a la gente que me entienda, que me escuche, que me quiera.

Sé que aburro a los pocos amigos que tengo con la misma palabrería de siempre. No quiero que piensen que yo no me aburro, porque ¡cielos! Estoy harta de muchas cosas (de muchos sentimientos).

Sé que tengo que dejar volar a ciertas personas. Pero no puedo (no quiero). Tengo la necesidad de amar a alguien (a ese en particular). Me gustaría que algún día caminásemos con nuestros dedos enlazados, que nos mirásemos con amor (porque yo le miro así, mas él no), chocar un par de veces nuestros labios, que él conociese los míos y yo me apoderase de los de su rostro, porque les veo, me hipnotizan, me llenan de pensamientos que me hacen creer loca…

Porque no le puedo amar tanto, si él prácticamente ni me ve. Ni me conoce, ni sabe quién carajos soy.

Me pregunto si algún día seré capaz de decirle que dentro de mi corazón, un día cualquiera (y creo que fue hace mucho tiempo), algo cambió, y dejé de verlo como un ser humano común y corriente. Que pasó de ser desconocido a extraño, de simpático a violador de sueños, de normal a inalcanzable.

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